Terminarán haciendo palafitos
a lo largo de toda la ensenada,
rascacielos que no nos dirán nada,
aunque la nada diga que no a gritos.
Harán lo que no venga en los escritos,
no habrá dónde poner nuestra mirada,
y la bahía quedará enterrada
en la tumba de sueños y de mitos.
El mar se borrará de los espejos
en los que se miraba la hermosura
que ocultará el cemento como un velo.
Sonará como un réquiem a lo lejos,
y los demonios de la arquitectura
nos venderán parcelas en el cielo.
Antonio Casares
Santander, 9 de diciembre de 2011
No hay comentarios:
Publicar un comentario