SOBRE LA ACTUACIÓN DEL
AYUNTAMIENTO DE SANTANDER EN EL PARQUE
DE LA MARGA
Plataforma en Defensa de la
Bahía ( D E B A )
El problema real del parque de La
Marga es el estado de abandono, la falta
de mantenimiento y la progresiva degradación que ha ido sufriendo por las
decisiones poco acertadas tomadas en el
pasado por el ayuntamiento. En este
parque se han ido emplazado una serie de instalaciones que no son compatibles con un parque, como es
la estación de transferencia de basuras
por recogida neumática. A nadie se la ocurriría situar un centro de
transferencias de basuras, por ejemplo, en la península de La Magdalena o en los
jardines de Pereda. La ubicación de dicha estación en este parque constituye
por tanto uno de los serios problemas del mismo. Además, el acceso al parque resulta
problemático porque se hace regateando obstáculos a través de un espacio muy
restringido y acotado por viales, edificios e instalaciones varias. Todo ello
ha colaborado a la progresiva marginalización de este espacio.
Resulta chocante que el alcalde
considere que el problema del parque son los árboles, ya que no parece muy lógico quitar árboles precisamente en la zona
más contaminada de Santander. Ante las obras de remodelación que se están realizando en el parque de La
Marga cabe preguntarse si es una
necesidad real, si constituye un gasto
prioritario dentro de la endeudada economía municipal, o si obedece más bien a
la estrategia electoral del regidor y al pago de favores.
El parque de La Marga es un
significativo ejemplo de la anacrónica consideración que el ayuntamiento hace de los
parques, tratándolos como espacios
residuales, capaces de albergar todo tipo de equipamientos e instalaciones, aunque resulten inadecuadas o excesivas.
Lo sucedido en el parque de La
Marga es la última actuación de un
político como el alcalde de Santander, Iñigo de la Serna, caracterizado por
comportarse como si fuera el
propietario de la ciudad y no un gestor democrático de la misma. Ha sido y es
propio de este alcalde excluir a la
sociedad evitando la participación
ciudadana, y exigiendo a la población un apoyo acrítico y absoluto a las decisiones
previamente tomadas por él y plasmadas en fantasiosas infografías. El ataque a
quienes no se someten a sus ocurrencias y prioridades urbanísticas le
deslegitiman como gestor democrático y le consagran como un político déspota y
alejado de la población y sus necesidades reales y propuestas.
Santander 17 de Febrero
de 2.015
Plataforma en Defensa
de la Bahía
( D E B A )
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